Luego de posar para incontables fotógrafos en Europa, esta modelo antioqueña regresó al país para quedarse, por lo menos mientras termina sus clases de joyería. Porque en seis meses, cuando le ponga punto final a su formación de la mano de su profesor privado, planea salir del país para estudiar actuación y más adelante incursionar en el cine.
Aunque siente pasión por el modelaje desde muy pequeña, le gusta ver la moda como un área integral, en la que no tiene problema en desenvolverse delante de las cámaras o tras bastidores, pues la producción de moda, la fotografía y el diseño de joyería le apasionan de una manera complementaria. Sin embargo, lo que no imagina llegar a ser, es diseñadora.
“Si puedo seguir modelando a los 40 años sería una maravilla –asegura Juliana-. Lo que pasa es que aquí no se tiene el concepto de que el modelaje es para toda la vida; esta es una carrera como cualquiera, también hay productos para personas mayores y con más poder adquisitivo. La gente piensa que las modelos tenemos una carrera efímera y eso es falso”.
DESDE EUROPA PARA COLOMBIA
Hace tres años regresó a Colombia, y dos a su natal Medellín. De Francia e Inglaterra conserva recuerdos nítidos, experiencias y personas –como varios productores de moda con los que se codeó- que la convirtieron en una modelo profesional, “que ha sacado la cara por el país”.
Tras hacer una pausa para contestar, momento en que se percibe cómo le llegan los recuerdos a la cabeza, dice que la diferencia entre trabajar acá y trabajar allá radica en la experiencia y prestigio de las casas de moda europeas. No por eso desconoce el trabajo local; al contrario, percibe a la Medellín actual como un epicentro de moda cosmopolita y con unos parámetros estéticos diferentes.
“La moda aquí ha cambiado mucho, ya no se ve esa ‘narcoestética’ en los desfiles; estamos creciendo mucho a todo nivel, en diseñadores y modelos. Existe un portafolio diferente al de la mujeres voluptuosas, somos modelos que hemos trabajado fuera y que hemos regresado”.
EN RETROSPECTIVA
Juliana fue descubierta luego de que quedara entre las cinco finalistas de un concurso que buscaba nuevos rostros. Desde ese momento, su aire vintage, enmarcado por unos ojos negros y un pelo oscuro y largo, fue apetecido por diversas marcas con las que creció y se dio a conocer, como Arkitect, para la que modeló durante cuatro años. Después de varios años de trabajo y de un extenso recorrido, esta mujer de 1.76 de estatura logró posicionar su belleza universal, respaldada por la particularidad de sus pecas y una frescura innata.
DE HOBBIE A PASIÓN
Con ganas de hacer sus propias joyas, Juliana decidió, y por puro pasatiempo, estudiar joyería, un arte que resignifica con las tendencias contemporáneas. “Ya no solo se fundamenta en el oro y la plata como materiales, sino en la silicona, los acrílicos y el vidrio, una materia prima reciclable que te da la posibilidad de explorar las joyas alternativas”.
Queda claro con esto, que le preocupa la explotación minera, una realidad que, dice categóricamente, “está acabando con el medio ambiente”. Además no entiende para qué forzar la ruta, “si lo más valioso es innovar con cosas diferentes”.
“Por ahora estoy dando mis primeros pasos en joyería y voy a seguir estudiando. Más adelante quisiera crear una línea de accesorios, si no, mantenerlo como hobbie, pues así fue como empezó y resulté metida en el cuento y me hace muy feliz”.
Después de sus declaraciones, no es un secreto que el material con el que realizará su tentativa línea podría ser el vidrio, “una materia prima muy especial, que se deja trabajar de diferentes maneras y que aporta todo tipo de color (el vidrio transparente se puede pigmentar de todas las tonalidades), resultando en una propuesta muy sicodélica”.
EJERCICIO DIVERTIDO
Como no le gusta privarse de pizzas, hamburguesas, fríjoles y chicharrones, es consciente de que las calorías no se pueden dejar acumular. Por eso se ejercita constantemente con una especie de arnés llamado TRX, que consta de dos agarres con los cuales se trabaja la fuerza haciendo suspensiones, utilizando el método de la autocarga. También ayuda al control muscular.
“Me ha encantado este método de entrenamiento, porque además de sus beneficios, se puede practicar al aire libre y en contacto con la naturaleza. El TRX es un ejercicio que se realiza con el propio peso del cuerpo, por medio de unas tiras que se cuelgan y tensionan, y con las cuales puedes hacer abdominales, brazos y zancadillas. Y como siempre se anda de viaje, es más práctico que ir al gimnasio cinco horas a matarse en una máquina… eso es muy aburrido”.